Jessica gira la cabeza hacia mí, con ojos asustados.
"¡Ven conmigo!", le ordeno, tendiéndole la mano libre.
Los guardias vacilan, pero sueltan a la chica al ver mi rostro serio. Jessica corre a mi lado, envuelve su mano en la mía y gime de miedo.
La acerco a mi costado sin la cortada y la rodeo con