Cuando salgo con un cómodo pijama y veo a Cora igual de abrigada con unos leggings prestados y una sudadera con capucha y cremallera, no puedo evitar reírme.
"¿Qué?", me pregunta, sonriéndome mientras se aparta de la cuna de Rafe.
"Estaba tan nerviosa hace quince minutos", le digo, sacudiendo la c