Ella me mira con los ojos muy abiertos: "Lo siento, ¡prometo portarme bien!".
Sin embargo su loba tiene otros pensamientos al respecto. ‘Habla por ti, ¿por qué deberíamos seguir sus reglas si ni siquiera va a cumplirlas?’.
‘¿Quieres callarte?’, le dice Ella a su loba, sin darse cuenta o sin importarle que yo también puedo oírlo. ‘Solo estás empeorando las cosas’.
El descarado can se encoge de hombros con desinterés, y sé que mis instintos eran correctos. Su loba necesita esto tanto como e