Ella
‘¡Duerme!’, le ruego a mi loba maníaca. ‘¡Tienes que guardar tus energías! ¡Necesitamos dormir!’.
‘No puedo descansar cuando siento peligro’, discute ella obstinadamente, y aunque estoy frustrada, la entiendo. Estoy tan agotada por el miedo, la ansiedad y el embarazo que apenas puedo mantener la razón, pero sé que debo resistir. Necesito mantener la calma.
No he escuchado nada más desde que el Príncipe visitó mi habitación. Los criados me trajeron comida y sábanas limpias, pero no conf