Capítulo 407
En ese momento, Juan no tenía ni idea de que tanta gente estaba preocupada por él en la empresa.

Se dirigió directamente a la dirección que Osvaldo le había dado.

El destino, una gran y hermosa mansión.

Juan tocó el timbre suavemente y pronto un hombre corpulento y con el ceño fruncido se acercó a preguntar: —¿Qué quieres?

Juan miró la respectiva información y dijo: —Soy empleado del Grupo Madera Viento y quiero ver a la señora Sonia Mendoza.

El hombre frunció seriamente el ceño aún más al escuchar a Juan: —¿En serio vas a hacer esto hoy? Bueno, entra, pero no vayas a perder la vida por la empresa.

Juan percibió de inmediato sinceridad en la voz del hombre corpulento.

Si decía que podía entrar, entonces no había ninguna trampa.

Este hombre no mentía, lo que significaba que el dueño de esta mansión era alguien verdaderamente peligroso.

Con una amplia sonrisa, Juan respondió: —No te preocupes, sé lo que hago. Gracias por dejarme pasar.

El hombre corpulento sonrió con ligereza. No era
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