Capítulo 408
Tigre del Valle, muy reconocido en San Fernando junto a Jacobo, fue envenenado.

¿Y quién fue la despreciable mujer que lo hizo?

Serpiente Floral escuchó muy atento las palabras de Oso Negro con una sonrisa sutil, luego adoptó una expresión de triunfo total apenas perceptible en sus ojos.

—Serpiente Floral, — dijo Oso Negro con gran ferocidad, —¿alguien puede plantar su bandera en nuestro territorio y yo no hacer nada al respecto?

Serpiente Floral solo sonrió levemente: —No vengas con excusas inútiles, ¿fue o no fue por tu culpa? ¿La vida de nuestro jefe vale menos que la de una pequeña simple facción en nuestro territorio? ¿Por qué no volviste y hablaste con todos nosotros antes de actuar por tu cuenta?

Oso Negro se quedó en ese momento perplejo ante estas palabras.

Durante más de una década, siempre había actuado así: si alguien se atrevía a plantar su bandera en Tigre del Valle, él se aseguraba de arruinarles por completo el negocio.

No entendía qué había hecho mal.

—En cualquie
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