Juan se sintió un poco frustrado y finalmente abrió la puerta para que Celia entrara en la casa con él.
Una vez adentro, Juan preguntó ansiosamente: —¿Qué plan tienes?
Celia sonrió ligeramente, con sus ojos brillando como los de una encantadora hada. —Cariño, ¿por qué siempre estás tan apurado?
Juan, con la expresión fría y distante, respondió: —No tengo tiempo para discusiones inútiles contigo aquí.
Celia, sintiéndose bastante impotente, negó con la cabeza y dijo con gran dulzura: —Eres tan falto de romanticismo.
Luego, recuperando nuevamente la seriedad, habló del tema principal: —¿Sabes que en unos días habrá una subasta en Ciudad Encantada?
Juan preguntó ligeramente: —¿La subasta organizada por la familia Reyes en colaboración con la familia Martínez?
Los ojos de Celia se iluminaron al escuchar esto: —¿Cómo sabías?
Celia pensaba que Juan era solo un hombre común que sabía artes marciales y medicina, nunca esperó que estuviera al tanto de grandes eventos de la alta sociedad como est