Su frío corazón.
Su frío corazón.
Por: Mar Meza
CAP. 1

Les voy a contar una historia mientras estoy aquí, sentada en el balcón de mi penthouse, con una hermosa vista nocturna,tomándome una copa del vino tinto más caro que tenía en mi colección.

Había una vez una chica tímida, y muy insegura, quién apenas había dejado de ser una niña cuando sus padres tuvieron que casarla por aquello de la fusión de dos poderosas empresas.

La familia que necesitaba el matrimonio era la del novio, hombre a quien ella no amaba, no conocía y que tampoco la amaba.

Todo antes y durante la ceremonia de boda transcurrió normal, el joven parecía amable y sincero, ella ingenua como era creyó que quizá podía ser feliz con el, pero luego todo cambio.

Al llegar a la habitación de hotel donde pasaron su luna de miel, el chico mostró su verdadero rostro, le regaló la primera de tantas miradas frías acompañada de desprecio.

--Quiero que te quede muy claro que yo no te amo y nunca te voy amar, está claro.-- dijo apretando los dientes.

-- Entiendo.-- fue todo lo que la joven pudo decir.

-- Bien, quítate la ropa, vamos a cumplir con nuestra obligación.-- Ella no sabía de qué estaba hablando el chico.

-- Que quieres decir?-- Pregunto muy confundida, nadie nunca le hablo de cuales eran sus obligaciones.

Además de comportarse como una dama de sociedad y estudiar finanzas, su madre no le dijo nada más, así que ella no sabía de qué obligaciones hablaba.

Sin mencionar que nunca asistió a una escuela, toda su vida tuvo clases personales en casa, nunca salió sola a ningún lado, ni siquiera tenía amigas, solo sus primos.

-- Estás colmando mi paciencia, tu ya deberías saber de qué hablo-- dijo alzando la voz y rascando su nuca.

-- Yo, yo...lo siento, no lo sé.--desvió su mirada a sus dedos y de pronto el la tomo de su brazo con fuerza.

-- Tendré que enseñarte entonces!?, bien será a mi modo.-- y así comenzó el infierno de aquella chica, el hombre hizo lo que quiso con ella sin importarle que ella fuera virgen, la hizo suya asta que casi salió el sol, parecía que nunca iba parar.

Al día siguiente era medio día cuando la joven llena de dolor físico y emocional, se puso de pie como pudo para ir a darse un baño, el verse al espejo abrió los ojos con asombro ante aquel cuerpos que antes era blanco y ahora estaba lleno de moretones.

Eso sí, no fue estúpido, pues no dejo ni un golpe donde se pudiera ver, ella solo pudo llorar en silencio bajo el agua, se quedó ahí asta que ya no tuvo más lágrimas.

Se puso unos jeans y una playera de manga larga y cuello alto color negro, y se sentó un largo rato en la cama perdida en sus pensamientos.

No podía decirle nada de esto a su familia, pues no quería arruinar los negocios de su padre, ni mucho menos mortificar a su madre.

Alguien tocó la puerta haciendo que ella diera un salto y se escondiera bajo las sábanas, y si venía aquel demonio de nuevo? no creía poder soportar otra noche así.

-- Señora Milton, está despierta?.-- la chica suspiro al escuchar la voz del guarda espaldas, salió de las sábanas y como pudo camino hacia la puerta.

-- Si, que pasa?-- dijo asomando solo la cabeza, el Joven de negro la miró de reojo y solo eso le basto para ver qué había llorado mucho, aunque se sintió mal no podía hacer mucho por ella.

-- Tengo órdenes de llevarla de vuelta a la mansión Milton-- y aunque la joven estaba confundida asintió.

Pidió que la esperara un momento, empaco lo poco que saco para darse la ducha y antes de salir vio el hermoso vestido con el que se casó y los recuerdos desagradables de la noche anterior aparecieron, ella piso y pataleo sobre aquel maldito vestido y se fue.

Todos en la mansión la trataron bien en ese momento, pero pronto se daría cuenta de que solo era una máscara, la primera en salir a su encuentro fue la madre de su esposo la señora Margaret Milton.

-- Que bueno que ya estás aquí querida pasa por favor.-- la saludo cálidamente

-- Gracias por recibirme en su familia madre.-- respondio con una pequeña reverencia.-- Prometo que me esforzare mucho,--

-- Pero de que estás hablando niña, no tienes que esforzarte para nada, todo lo que tienes que hacer es descansar, vamos te llevaré a conocer tu habitación.--

La guio escaleras arriba y le mostró su habitación, cuando estuvo sola pudo notar que solo había pertenencias de ella y no había rastro alguno de su esposo, esto la hizo sentir pena y a su vez un gran alivio, no quería que la tratara así cada noche.

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