59.
AURORA
Quería creerle; se oía tan sincero y firme que comenzaba a dudar de lo que me dijeron aquellas personas.
¿Qué debía hacer?
Las heridas del pasado duelen: ser dejada de lado, reemplazada, humillada, era una tortura por la que no quería volver a pasar, no con Kayne.
Esto es diferente; lo que yo sentía por él es muy diferente, lo suficiente para saber que va a dejarme vuelta nada si sus palabras son mentiras.
Lo amaba demasiado; había dejado que su nombre, su olor y su presencia se adueñaran de cada centímetro de mi cuerpo y de mi alma.
Gemí suave, tomando el lavado con fuerza, mis nudillos poniéndose blancos por la presión mientras el fuego en mi cuerpo se disparaba tan alto que no sabía cómo controlarlo.
Y tenerlo tan cerca, demasiado, con su dominio llenando cada espacio, no hacía nada más que aumentar el ardor que sentía.
—Vete, Kayne, por favor, vete—rogué desesperada, cerrando los ojos, esperando a que esta nueva ola de calor pasara.
—No, no puedo, Aurora, no lo ent