Daniella miró fijamente los ojos penetrantes de su padre, que reflejaban desamor, traición, remordimiento, amor eterno, o tal vez lujuria.
—Dime la verdad, Ella. ¿Crees que puedes deshacerte de mí usando a tu amigo? —preguntó Liam con la respiración entrecortada mientras la apretaba contra sí, atrayéndola hacia sí.
—No entiendo lo que intentas decir, papá. Amo a Matthew tanto como él me ama a mí —dijo Daniella con la nariz dilatada.
El rostro de Liam se descompuso y sintió un vuelco en el pecho. Odiaba que su hija le confesara que amaba a otro.
Luego, dejó que sus manos se deslizaran por las caderas de Daniella, se humedeció los labios con la lengua y su mirada embriagadora la electrizó.
—¿Eso significa que ya no quieres a papá? —su voz grave y ronca la dejó sin aliento mientras sus dedos acariciaban su piel.
Su pulso se aceleró mientras inhalaba con dificultad.
Quería decirle que parara, pero no estaba segura de poder pronunciar las palabras sin quedarse sin aliento.
—¿Qué... quieres