Casio tomó las herramientas y observó detenidamente los desperfectos de la puerta.
Era un tornillo suelto en el eje de la puerta lo que hacía que se balanceara.
Se agachó y manipuló hábilmente las herramientas.
Primero apretó los tornillos sueltos, y cuando vio que uno de ellos estaba dañado, encontró uno nuevo en su caja de herramientas y lo sustituyó.
Al ver su habilidad, el hombre mayor se sorprendió: —¿No eres una estrella? ¿Sabes hacer esto?
Casio sonrió: —Arreglaba cosas en casa antes de ser una estrella.
Venía del campo, donde todo se estropeaba y no se sustituía hasta que quedaba completamente obsoleto.
Gracias a esa experiencia, era capaz de seguir adelante cuando estaba cansado en el rodaje.
El hombre mayor dijo con cautela: —Pues, ¿sabes reparar bombillas o algo así?
Casio volvió a poner los tornillos y le miró: —Sí, también sé reparar electrodomésticos. Si tienes alguno que necesite reparación, puedo intentarlo.
Dijo con alegría: —Genial, tengo muchas cosas en casa que hay