—¡Evana! —exclamó Stella con terror al mirarla ante ella
Nicolas se acercó a ella, la miró con ojos enormes
—¿¡Acaso es una pesadilla?! —gritó muy desesperada
Evana sonrió con algo de burla, le dio un pellizco a su brazo y la joven se quejó amargo al sentir ese dolor.
—¿Sientes dolor, querida? Bueno, esta es la realidad, no sueñas, estoy viva, más viva que nunca, y eso es tu peor castigo.
—¡¿Cómo es posible?!
—¿Cómo es posible que sobreviví a la muerte que planeó tu hijo por segunda vez para mí? Es que Dios no les da alas a las víboras, Stella, aquí estoy ante ti, estoy viva, pero te aseguro que devolveré el golpe, tal parece que no me conoces, querida cuñada.
—¡No te atrevas a meter a mi hijo en tus porquerías, Evana! —sentenció Stella
Evana sonrió con burla ante la mujer.
—No solo lo voy a meter, Stella, lo hundiré —dijo Evana con rabia.
La mujer se acercó a ella, como una bestia salvaje, intentó pegarle, pero Evana sostuvo su mano con firmeza.
—Cuidado, Stella, antes me h