37. Venganza cumplida.
Unas semanas después.
Karl
Habían pasado unos días desde que envié a Mijael a investigar a Margaret y a su esposo. Tenía claro que ellos habían cruzado límites que jamás debieron tocar. Por años, había intentado dejar atrás los fantasmas del pasado, pero su traición y las heridas que causaron seguían ahí, presentes. Hoy, después de tanto tiempo, les haría frente.
Mientras reflexionaba, me serví un coñac, observando cómo la luz del día se filtraba por las cortinas de mi despacho. No podía negar que lo que estaba a punto de hacer era drástico, pero sentía que era necesario para cerrar un capítulo de mi vida.
Mijael llegó poco después. Su expresión satisfecha decía mucho antes de que abriera la boca. Le ofrecí un vaso de coñac y se sentó frente a mí con esa confianza que solo él tenía cuando conseguía resultados.
—Dime, Mijael, ¿qué averiguaste?
—Señor, todo está listo. Margaret y su esposo están preocupados, intentan cubrir sus huellas, pero encontramos pruebas suficientes para hun