—Maldición —exclamé en voz alta, frustrado conmigo mismo.
¿Cómo permití que esta mujer se metiera tan profundamente bajo mi piel?
¿Cómo pude enamorarme de ella?
Mi vida estaba enredada y no veía forma de arreglarla. Incluso si me marchara al extranjero y tratara de olvidarla, sería imposible. Su ros