—¿Para qué?— preguntó con una ceja levantada. —Están divorciados.
—Lo sé, pero ella tiene derecho a saber si mi papá sigue adelante—, respondí, poniendo los ojos en blanco.
Tenía todo el derecho a saberlo porque él fue quien la dejó. Él apenas le dio nada y la dejó valerse por sí misma.
Afortunadame