Pesadilla en el fondo de la sala
La puerta cerró. Yo me quedé así mirando la inmensidad de aquella sala mohosa y con olor a encierro que apenas se iluminaba por la luz del sol de la tarde que se colaba desde una ventana que daba a lo que apreciase una especie de jardín también abandonado donde la vegetación crecía sin mucho orden y dejando adivinar que todo había sido dejado a la suerte. Las plantas que reinaban eran las más fuertes, imponiéndose sobre aquellas que sin los cuidados de los jardineros no tenían ninguna oportunidad de sobrevivir.
Si esa iba a ser la ley de ese lugar, las cosas se complicaban para mí. La supervivencia del más fuerte era algo que me ponía en serios aprietos por mi condición; solo podía contar con mi espíritu inquebrantable y mi inteligencia para enfrentarme a esa difícil situación, la pesadilla me esperaba al fondo de la sala.
En mi recuerdo aún quedaba latente la imagen de aquella noche cuando llegué a la casa tarde en medio de la oscuridad, luego de hab