El mismo día

New York

Gabriel

A pesar de haber perdido la oportunidad de chantajear a Claire, todavía podía sacar ventaja de su relación con el animal de Alexander. Claro, de otra forma. Alexander, con su pequeña guerra contra Victoria, era la distracción perfecta para moverme sin ser detectado. Estaban tan enfrascados en destruirse mutuamente que jamás notarían mis movimientos… mientras yo preparaba mi venganza.

Sin embargo, Caroline seguía siendo la voz pesimista de siempre. No entendía que para ganar había que correr riesgos; parecía más interesada en profetizar desgracias que en apoyar mis decisiones. Me lanzó esa mirada suya de advertencia —silenciosa, molesta— hasta que finalmente dejé escapar la voz.

—Por supuesto que quiero continuar con el plan —dije, seguro—. Mientras ellos sigan envueltos en su guerra ridícula, no se preocuparán por mí.

Caroline chasqueó la lengua, fastidiada.

—Gabriel, con los Harrington y los Beaumont no te puedes confiar. Recuerda que Edward y Henry te m