Cuando todo vuelve a latir (3era. Parte)
Unos días después
New York
Victoria
Por primera vez sentí que la vida podía escaparse en un segundo… ese segundo brutal donde todo se congeló sin saber si Alexander había resistido. El nudo me cerró la garganta; el aire se escapó de mis pulmones como si me los arrancaran; el corazón me latía desbocado. Me mantuve firme, aunque por dentro solo quedaban ruinas.
El alivio llegó cuando el doctor habló por fin: mi hijo seguía con vida.
Yo todavía intentaba procesarlo. Edward, en cambio, se enderezó, carraspeó y tomó el control con voz sólida. Elizabeth abrazaba a Claire —un gesto íntimo, casi familiar, que me sorprendió—. Henry cuchicheaba con esa bruja de Ivonne, mientras Sofía y Chantal ya murmuraban por lo bajo. Nicholas fue el único que vino hacia mí; me rozó el brazo, suave, como si supiera que necesitaba anclarme a algo.
—Mamá —dijo en voz baja—, ya escuchaste al doctor. Alexander está vivo… eso es bueno.
Respiré hondo, para no quebrarme.
—Lo sé, Nicholas… —mi voz salió ronca— pero t