Eres mía

No quiso decir ninguna de esas palabras.

No quiso decir nada.

Pero viéndola así tan bonita y hermosa, teniendo a un tipo por todas partes, sin que ella golpee al hombre ni haga ningún daño... ¿qué se esperaba que hiciera? ¿Solo sentarse allí y no hacer nada? ¿Ser tan indiferente al respecto?

Ella se estaba quitando las bragas pareciendo tan feliz. Era como si la puta ruptura ni siquiera existiera.

No es como si estuvieran juntos en primer lugar.

Con un suspiro, Manuel ahuyentó los pensamientos frunciendo el ceño. Una acción perturbadora, en realidad: sus cejas nunca se fruncieron sin importar cuán estresante pudiera ser la situación. En silencio, metió su libro naranja en uno de sus bolsillos (no es que lo hubiera estado leyendo de todos modos), y sus m

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