Más tarde, cuando ya me encuentro en la mansión, estoy en mi despacho esperando a que los chicos me traigan información de toda la mercancía que se reunió al hacer aquel atraco. Mientras tanto, reviso otros asuntos de la organización. Se escucha que alguien toca la puerta. Al abrirla, veo que se trata de Alfredo, el mayordomo. Es un hombre ya mayor y sabio. Él trabajó para mis padres por años. Es un sirviente fiel, lleva años trabajando en esta familia, al igual que Edgardo y Martina.—¿Qué pasa? —inquiero cuando levanto la mirada del portátil para verlo.—Señor, el joven Bruno se encuentra aquí —contesta aún de pie frente la puerta.Gruño molesto. Con solo recordarlo provoca eso en mí. Su presencia me pone de mal humor.—Hazlo pasar —suelto después de pensarlo bien.Él asiente y sale del despacho para regresar por donde vino.Casi dos minutos después, abren la puerta. El estúpido de mi primo hace acto de presencia. Con su caminar arrogante y supuestamente de clase, entra con una desca
LillieDespués de debatirme mentalmente con el asunto de si tomar el dinero o no, lo acepté. Sé que piso terreno peligroso, pero no podía dejar pasar esta oportunidad. Él solo pidió a cambio que dejara de trabajar en el club, y es una cosa que deseo hacer desde hace mucho, pero solo porque necesito del pago no lo dejo. Sé que no debí confiar en ese sujeto, pero por ese momento me arriesgué. Él no me puedo obligar a hacer algo que no quiera. Además, me dijo que no me iba a tomar a la fuerza, y eso me da esperanzas de que no me hará daño.Cual señor serio y bien arreglado se fue. Un minuto después, entró Julie para cerciorarse de sí había aceptado o no el nuevo trato. Al decirle que sí ella solo guardó silencio por un largo instante, como si estuviera cuestionándose algo, pero no supe qué, ya que no me dijo nada referente al asunto, solo me pidió que esa noche bailara por última vez como una despedida. Acepté bailar por agradecimiento, ella me había ayudado mucho y lo único que podía hac
El día más esperado ha llegado. Tuve que faltar a clases para presentarme temprano en el hospital. Mi hermana pidió cambio de turno, así que trabajará hasta la tarde y noche. Yo me quedaré todo el día con mi madre, ya sea en la sala de espera, sino me permitirán quedarme con ella en su habitación. Entraron al quirófano desde las siete de la mañana. Ya será mediodía y aún no nos tienen respuesta de nada. Después de una hora más en espera de alguna noticia, sale el médico encargado de la operación de mi madre, dándonos las buenas noticias de que todo salió bien y de que solo falta que se recupere y tome por un tiempo el tratamiento. Nos informa las indicaciones y todo lo que se tiene que hacer, también nos sugiere que nos vayamos a casa, que por el momento no puede recibir visitas, pues la pasarán a un cuarto porque aún se encuentra en terapia intensiva para tenerla todo el día en chequeo por si responde con algún inconveniente. Dijo que, aunque había reaccionado bien a la operación, aún
LillieEstoy pasmada en el mismo lugar, sin poder articular ninguna palabra. Entretanto, él muerde, besa y acaricia cada parte de mi cuerpo. Besa mi cuello y agarra mis manos con firmeza para que no me escape. En este momento no tengo cabeza para hacerlo. Su aliento ardiente y la calidez de su lengua me provocan un escalofrío por toda mi espalda. Tiemblo, pero ya no sé si sea solo de miedo o una mezcla de una sensación extraña que recorre todo mi ser con sus besos y caricias.Desliza la boca hasta mi oído:—Ahora me perteneces completamente. —Subraya todas y cada una de sus palabras—. Serás mía para siempre —susurra en un tono sexual y tremendamente serio. Mientras tanto, se restriega más en mí.El ritmo de mis latidos aumenta más.¿Ahora le pertenezco? ¿Suya? ¿A qué se refirió con todo eso?Justo cuando creo que va a invadir el interior de mi zona íntima con sus dedos, cambia radicalmente de dirección. Aleja su toque de ese íntimo lugar y me acaricia la cadera. Me sobresalto. Su agarr
Recobro los sentidos cuando veo que su rostro cambia de serio a arrogante. Ladea una sonrisa, esa mueca de cinismo que odio, pero que a la vez me comienza a gustar. ¿Por qué? No lo sé. Lo hace ver más atractivo y sexi. Me hace perder en ella mientras lo observo. Contemplo sus labios carnosos; deseo que me vuelva a besar.«Ya estoy pensando tonterías».Regresa a mi consciencia la voz de mi hermana. Ella me espera afuera. Escucho la parte sensata de mi cerebro y comienzo a moverme. Empujo la puerta para salir lo más deprisa de ahí y camino a pasos apresurados hasta llegar al lavamanos, donde se halla mi hermana viéndose en el espejo mientras acomoda su cabello. Abro el grifo para beber un poco de agua con mis manos y echarla en mi cara. Necesito refrescarme, ya que siento mis mejillas ardes. Espero que eso ayude un poco. Mis manos tiemblan y sigo nerviosa. El Diablo sigue en el cubículo, solo espero que no se atreva a salir hasta que nos vayamos, porque si sale en este instante y mi herm
LillieSigo atrapada en ese brazo fuerte, pegada a él. Nuestros cuerpos se encuentran de lado hacia la sala, donde se encuentran mi madre y mi hermana. Mi mirada va de él hacia ellas; las noto con una expresión de confusión y asombro. El Diablo sigue sin soltarme. Regreso mi mirada a él para informarle con mis ojos que me suelte. Sin dejar de verme me suelta despacio y sin poner distancia se queda en la misma posición. Su rostro se gira hacia mi familia y vuelve a sonreír con una fingida alegría.«¿Qué se trae entre manos?».—Muy buen día. —Se acerca a mi madre—. Es un placer por fin conocerla. —Toma su mano y le deposita un beso con caballerosidad—. Dante Mancini —completa su presentación con una sonrisa exuberante—. Estas son para usted. —Le entrega el hermoso ramo de orquídeas.«Por un momento creí que eran para mí».Me limito solo a entornar los ojos por su actuación.—Un placer. —Mi madre sale de su asombro para responder también con una sonrisa amable—. Elena Watson. Son bellísim
Mi hermana ya está haciéndose ideas tontas en su cabeza, y lo peor de todo es que se las dice a la niña para que también las diga. Tendré que hablar con ella más tarde de esto.El imbécil suelta una risa sin que se escuche mucho. Lo fulmino con la mirada. Que ni se haga ideas por las palabras de una pequeña de seis años.—Claro, él también vendrá a comer con nosotras —contesta mi madre y se pone de pie.La ayudo para dirigirnos al comedor. Hago a un lado mi molestia por la invitación que le hizo mi familia. Mi mal humor tardará más en esfumarse. Llegamos y tomamos asiento. Él nos sigue. Después se coloca a mi lado, ya que mi hermana le dio ese sitio. Le lanzo una mirada con dagas, que ella ignora. ¿Qué le pasa? Ya solo les falta que me casen con él. No, no, ni loca. Primero muerta que tener que ver con este cretino.La comida se va en charlas entre mi madre y Alex, también entre preguntas que le hacen al Diablo. “Por tu acento, ¿de dónde eres?”, “¿A qué te dedicas?”, “¿Tienes familia?”
DanteSigo en Nueva York, pero tengo que regresar a Italia lo más pronto posible. Tengo que resolver unos asuntos.Ya pasó un día desde que me marché de la casa de Esmeralda. La dejé más furiosa que de costumbre. Cada vez que la tengo cerca la deseo más y más. Me desespera no poder hacerla mía. Como no la puedo tomar a la fuerza, me resisto. Aún no sé de dónde sale tanta fuerza de voluntad. Si sigue negándose, tendré que actuar por instinto, ya que no sé cuánto tiempo más podré controlarme.Ahora estoy en mi empresa, justo en mi oficina . Edgardo se retira y se dirige a la suya. Tengo asuntos pendientes que conversar con su hijo, información importante que tiene que entregarme, y él no está al tanto de ello. Tampoco quiero que lo sepa. Sé que ya tiene información de Lionel Bachman. Hasta que no resuelva ese problema, no podré concentrarme en nada más.—Pasa —digo cuando golpean la puerta. Intuyo que es Iván—. ¿Qué encontraste? —le cuestiono en cuanto entra al despacho. Me encuentro sen