Lillie—Insisto en que debemos irnos —digo cuando entramos al sitio al que mi amiga me arrastró—. No me agrada este lugar.—Deja de quejarte. —Jala mi brazo para que avance—. No nos vamos a quedar, solo comprobaré si me está engañando y después nos iremos.Resoplo molesta.Mi amiga se está obsesionando con ese tipo. Es la primera vez que hace esto. Nunca había llegado hasta el punto de vigilar a uno de sus conquistas o novios o lo que sea que signifiquen para ella.El lugar es muy distinto al que solemos trabajar. Este sí es un table dance, pero de esos de baja . En donde nosotras trabajamos solo bailamos sin quitarnos la ropa y otras chicas ofrecen servicio de compañía. Acostarse con los clientes no está permitido. Aquí, al parecer, es lo contrario. En la pista de baile hay chicas semidesnudas y otras sentadas al lado o sobre sus clientes. Ellos les meten mano. Hay algunos que hasta sexo tienen en los pasillos, lo digo porque ahorita pasamos a una pareja gimiendo mientras se movían pe
Los minutos pasan, y puedo creer que hasta pasó más de una hora. Se me ha hecho eterno. Mi trasero ya se entumeció de tanto estar sentada en un inodoro. Me levanto y salgo de ahí. Mi amiga aún no responde, y eso quiere decir que tal vez no ha visto mi mensaje o aún no termina con su asunto. Tendré que ir a buscarla porque no se detendrá si no la obligo . Lo que quiero es irme ya.Salgo del servicio de damas, pero primero me cercioro de que esos sujetos no andan por ahí cerca. Rezo por ello y avanzo hacia fuera. Cuando voy por los pasillos y llego hasta el mostrador de bebidas, no veo a Mika por ningún lado. ¿En dónde rayos se ha metido? Le pregunto a la chica que nos atendió al principio, pero no logra decirme casi nada, solo que la vio irse hace unos minutos con un tipo por el rumbo contrario de donde venía yo. No me dice exactamente qué lugar es ese y por qué motivo se fue allá. Le doy las gracias y me giro para ir hacia ese lugar. Es un pasillo largo. Más adelante veo unas puertas a
El comienzo de su infierno ¿Qué puede suceder cuando en la vida de una joven se cruza un hombre que puede ser el mismísimo diablo? Lillie Watson es una chica humilde con un carácter fuerte que ha logrado sobresalir de cualquier forma en la vida. A sus 19 años está estudiando en la Facultad de Medicina en una universidad que le ha costado mucho trabajo ingresar, ya que es de bajos recursos y no cuenta con el dinero suficiente para pagar una universidad especializada en Medicina. Vive con su madre, su hermana mayor y su sobrina. La señora Elena Watson es madre soltera de dos hermosas hijas y abuela de una hermosa pequeña de seis años. La madre de Lillie tuvo que sacar adelante a sus dos hijas cuando Lillie era tan solo una bebé. Ella trabajaba y trabajaba hasta llegar al punto de enfermarse y recaer, pero nunca se dejó caer, hasta que llegó el día en que le diagnosticaron cáncer a causa de un mal golpe que sufrió en su último empleo, una enfermedad que no detectó a tiempo. Lillie y s
LILLIE Siempre había sido muy puntual, estaba acostumbrada a llegar temprano a clases y salir a la hora exacta. También planifiqué mi vida. Trataba de mantener el control de todo mi entorno y no me gustaba la improvisación. Sin embargo, a punto de cumplir 20 años y cursando la Facultad de Medicina en dos años me hice un poco más responsable y exigente en mi tiempo. Siempre lo fui, pero ahora lo era más. Cada noche llegaba con tiempo a mi trabajo, ya que nunca me gustaba andar a las prisas y que me presionaran con el plazo. Por eso a donde fuera llegaba antes. Mi vida era común. Todos los días acudía a la universidad y en las noches cinco veces a la semana trabajaba en un club. Llevaba ya un año en ese lugar. Cuando entré allí, fui una mesera, pero mi jefa y el público al verme bailar en el escenario aclamaron mi presencia todos las noches. La verdad era que ya tenía experiencia en el baile. Había practicado ballet desde pequeña, pero cuando mi madre recayó en su enfermedad tuve que
DANTE Sentí el calor de la bala al pasar junto a mi cabeza, quebrando en pedazos el cristal de la ventana que había detrás de mí. Algunos me cayeron encima mientras rodaba para cubrirme aún con el arma en mi mano. Miré hacia el otro lado y busqué a Iván con la mirada. Estaba agachado detrás de un barril enorme de combustible. Lo observé y fruncí el ceño. ¿Qué demonios hacía? Se puso de pie con rapidez para dirigirse a mi lado. Después disparó varias veces hacia el contenido peligroso y se lanzó conmigo al momento que ocasionó una gran explosión. Entretanto, nos cubrimos detrás de unos contenedores grandes de metal. Los rusos nos habían emboscado esa madrugada. No entendía por qué si yo tenía tratos con el jefe de su organización. Por supuesto, luego de este suceso iba a investigar muy bien ese asunto y llegar al problema que originó todo este problema. Tenía varios aliados en la mafia, en casi todo el mundo. Ni a ellos ni a mí les servía que fuéramos enemigos, ya que yo les entregaba
DANTE —Dante, no puedes viajar ahora. No puedes dejar a cargo a otros. Es más necesario que te quedes en Italia. Las cosas se pueden llegar a complicar con los rusos e Iván no está en condiciones para relevarte. —¿Crees que me importa lo complicadas que estén las cosas? Me conoces, y sabes que no te haré caso. Quieras o no, tengo que estar allí. Es mi deber. Los negocios están teniendo problemas de nuevo y esta vez tú solo no podrás con ello. No puedo quedarme de brazos cruzados. —Giré mi mirada hacia la ventanilla. Iba en el avión. Ya había llegado a Italia para que Iván pudiera bajar. Al parecer, a Edgardo no le gustaba que me fuera del país—. Tú tendrás derecho a muchas cosas, pero a decirme lo que tengo que hacer no. —Corté la llama. Sabía que se preocupaba por la organización y las empresas, pero esta vez ocupaba ayuda, ya que siempre hacía todo solo. Él controlaba los negocios empresariales y yo la organización. Lo mío casi nunca fue el negocio de empresas. Llevaba en mí sangr
LILLIE Tuve una semana de locos con todas mis clases y varios exámenes. Siempre terminaba agotada, pero hoy eran más. Siempre que me tocaba algún examen quedaba fatigada por estudiar tantas horas seguidas. Los desvelos me cobraban factura de esas noches de estudio. Todo lo que hacía era una lucha constante. Los sacrificios valían la pena y sabía que en un futuro iba a estar orgullosa de lo que había logrado. Lo más lamentable era que me tocaba trabajar el día de hoy, ya era sábado por la tarde, y aunque quería pasar más tiempo con mi madre, era imposible. Cinco días a la semana trabajaba por las noches, así que no era posible cuidar de ella. El tiempo extra que tenía era poco y lo aprovechaba para pasarlo con ella. Siempre me decía que no me preocupara, que siguiera con lo mío, pero yo no podía quedarme con los brazos cruzados mientras ella se cansaba muy fácil con cualquier esfuerzo que hacía. Desde que empezó con las quimioterapias su cuerpo se fue debilitando y los tantos medicame
LILLIESu vista se desvía hacía mí provocativo escote, y con eso me doy cuenta que mis pechos están muy pegados a su pecho firme, el arquea una de sus cejas, y sonríe elevando la comisura de su labio, sin dejarme reaccionar rápido. — ¡Pero qué está haciendo! — lo empujo hasta lograr alejarme de él, mientras me cubro los pechos con los brazos. No sé quién es este sujeto que se ha quedado idiotizado viendo mis pechos con un descaro y picardía.¡Es un imbécil!Después de que me aparto, él levanta las manos en un modo rendido con una sonrisa burlesca, parecía divertirle algo. Sin dejar de verme se acercó de nuevo hasta mí con una postura arrogante, que lo hace ver más atractivo.Qué tonterías pienso, estoy volviéndome loca. — Molto bello — ladea una sonrisa y en su mejilla se marca un hoyuelo dándole un toque más lindo. Lo observo en silencio, detallando todo su perfecto rostro. Puede ser que no haya entendido lo que quiso decir, pero mi enojo regresó, no por eso si no porque su estú