Terminando de cepillar mis dientes recogí mi cabello en una coleta despeinada. Hoy sería un largo día, el tiempo cada vez avanzaba más rápido, ahora comprendía cuando escuchaba a mamá decir que los niños crecían en un abrir y cerrar de ojos. Salí del baño encontrando a Emilia en su cuna, estaba de pie mirándome con ese color verdoso. Me acerqué a ella cargándola llenando sus mejillas redondas de dulces besos.
—Feliz cumpleaños, cariño—la abracé aferrándola a mí, noté una sonrisita divertida de su parte. Matt se movió un poco en la cama despertando. Duke no dudó en saltarle encima comenzando a lamerlo. Los animales en el edificio ahora estaban permitidos, hubo un problema entre los vecinos y el dueño. Me sentí mucho mejor de que Duke pudiera ladrar con libertad.
El primer año de Emilia