Tal vez Jim la había matado sin querer.
Sean había oído los ruidos de forcejeo y las cosas que se rompían.
Tal vez Jim la había empujado con mucha rudeza, ella había tropezado y se había golpeado la cabeza de la peor manera. Y en ese mismo momento su hermano estaba allí dentro, en shock ante el cadáver, sin saber qué hacer.
O tal vez ella había matado a Jim sin querer.
No sería la primera mujer que le arrojaba cosas a Jim durante una pelea. Tal vez lo había golpeado con algo demasiado duro. Y en ese mismo momento estaba allí dentro, en shock ante el cuerpo sin vida de Jim, preguntándose cómo darse a la fuga sin que la atraparan.
O tal vez se habían herido mutuamente, y en ese mismo momento estaban los dos caídos en el suelo, desangrándose, demasiado aturdidos o débiles para pedir ayuda o al menos destrabar la maldita puerta.
O tal vez…
Pero a Sean ya no se le ocurrían más tragedias para explicar el súbito silencio dentro del tr