—¿Y ahora qué sigue, soldados? —inquirió Tom, intentando traer la situación a carriles más normales.
—No lo sé —respondió Liam—. Deb dijo algo de reservas para la cena, pero ya son las ocho.
—Aquí cenamos a las nueve —terció Claudia.
—¿Qué? —exclamó Walt—. ¡Pero me muero de hambre!
Jim y Sean miraron alrededor y vieron a Deborah hablando con un grupo de locales con Tim y Ron. Jim se llevó la mano a los labios.
—Yo le aviso —dijo Sean, antes que Jim llamara a Deborah con un silbido y ella le rompiera la nariz.
—¿Cómo te sientes para una noche de fiesta? —le preguntó Jim a Silvia.
—Siempre lista, como un boy scout —replicó ella—. ¿Cuál es el plan?
—No lo sé, pero imagino que incluye cena, tragos y baile. ¿Te anotas? —Jim oyó la risita de Claudia y se volvió hacia ella—. ¿No crees que la anciana de tu amiga lo resista?
—¿Acaso no la conoces? Va a ser la última que quede en pie, como siempre —respondió Claudia.