Al salir pude observar como Milan me inspeccionaba de pies a cabeza y debo admitir que aquel gesto tan infantil me puso de mal humor, no eramos nada y actuaba peor que un padre vigilando a su hija.
—¿Dónde has estado? —me pregunta en tono molesto.
—Lo siento guapo, pero anoche vine a ver a Crys, tuve unos problemas personales, ya sabes cosas de chicas, y no sabía a quién acudir —Thara lo abraza— así que tuve que venir con Crys y dimos un paseo, la traje a casa como puedes ver, solo que llegaremos tarde al la universidad si no nos damos prisa.
—Pensé que estarías en otro sitio —Milan avienta un suspiro de alivio.