Mis ojos se colocaron en aquel hombre que desde niña había admirado un tiempo, mi padre le propinó un buen golpe a Dylan, quien a su vez se levantaba todo tembloroso, todo fue tan rápido que parecía una mala pesadilla.
—No te vuelvas a acercar a mi hija —mi padre estaba rojo de rabia—. Dylan Cooper.
—¿Sabe quién soy? —Dylan abrió los ojos como platos ante tal revelación.
—Como olvidar tu cara —se mofó mi padre quien a su vez se acercaba a mí para darme un beso en la frente—. ¡Hija ya tenía ganas de verte!.
—¿Papá qué haces tú aqu&i