Capítulo 50

Al principio Milan se resistió a mis besos, pero yo fui más persistente hasta que logré que abriera su boca, y de inmediato mi lengua se introdujo, estaba cabreada y dolida, odiaba ser la pequeña muñeca de trapo que todos pisaban, no me importaban las consecuencias, solo podía escuchar lo que mi cuerpo y mis hormonas alborotadas al mil me pedían. Acaricié su cuello y me sorprendí al notar lo bien que me sentía haciendo eso.

—Crys, para, tienes que parar —me dijo Milan entre jadeos.

—No quiero —me estreché más contra su cuerpo.

—Si sigues no podré detenerme —Milan intentó alejarme con sus manos pero yo lo jalé del cuel

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