Nunca había tenido una amiga de verdad, real y sincera, cuando Serena me preguntó sobre la declaración de Milan, aquella llama de esperanza de estar haciendo un lazo fuerte de amistad con ella, se desvanecía y odiaba a Milan por ello, todos lo estaban fastidiando, pero al ver como Serena soltaba una gran carcajada, comencé a relajarme un poco.
—¡Si lo hizo verdad, que emoción! —aplaudió—. Deberías ver tu cara, pareces un fantasma.
—Bueno, es que yo... —no entendía nada—. No sé que decirte, y a ti te gusta, y a mi no.
—Relájate, ayer me contó todo lo que siente por ti, dijo que se te declararía, y por lo que veo va en serio —sonr