Busco en todos los lugares posibles, mas no hallo la perfecta silueta de Mark. Me quedo aquí de pie, sintiendo un nudo en la garganta y mucho temor debido a que estoy sola y sin ayuda ahora.
—Bonita... —Escucho su grave voz a mis espaldas y me giro con el corazón latiendo a mil.
Sin siquiera pensarlo un segundo, me lanzo a su cuello y escondo mi cabeza allí, él se abraza a mi cintura con fuerza.
—Pensé que te habías ido... —dejo escapar un sollozo cargado de impotencia y de nuevo me aferro a su cuello.
Aspiro su aroma a sudor y perfume, sintiéndome en paz, tranquila y a salvo.
—Jamás lo haría. ¿Por qué pensaste eso? —Se separa de mí y toma mi rostro entre sus manos, clava sus mieles en mis ojos.
De nuevo este sentimiento, estas ganas de tenerlo a mi lado y pensar que nunca me cansaría de verlo aquí frente a mí, este temor agonizante de tan solo pensar no volverlo a ver.
Niego a su pregunta y lo miro a los ojos, tratando de ver un atisbo de esto que yo siento, que me inquieta tant