–¿Estás seguro? Porque puedo faltar a la oficina –aseguré.
–Pero yo también tengo que ir a trabajar –me recordó Derek.
–¿Qué tal si te llevo?
–Eso suena muy romántico –se burló y solo le di una sonrisa nerviosa –. Estoy bien, te lo prometo.
Desde el sábado se la ha pasado recostado en la casa, tomando demasiada agua, sudoroso y a veces siento que le tiembla el cuerpo, le ha costado conciliar el sueño y no hemos hecho el amor, apenas si no hemos besado, parece que no tiene ánimos de nada.
Entre al auto no muy segura de que debería ir a trabajar, siento que su cuerpo le está pasando l