Lily presionó su pecho con ambas manos para conseguir algo de espacio.
Pietro se separó de inmediato, sobresaltado.
- ¿Estás bien? - le preguntó preocupado.
Lily asintió con la cabeza y sin dejar de mirarlo a los ojos se agachó hasta alcanzar la cadera de Pietro.
Desabrocho su pantalón y la erección de Pietro asomó delante de ella.
Lily sentía que le debía atención y Pietro estaba tan duro que no sabía como reaccionar cuando ella sostuvo su miembro entre sus manos.
Impaciente, lo llevó a su boca.
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Pietro.
- Lily - la llamó.
Con los ojos entrecerrados y los músculos contraídos, desde allí se veía increíble.
Lily tenía que admitir que era susceptible a la belleza.
Era una lástima que la gasa que cubría su herida cubriera sus abdominales, aunque por suerte había conseguido deleitarse con la vista del físico de Pietro en el asiento trasero del auto
Pietro estaba fascinado, pero no quería verla arrodilla ante él.
- Lily - insistió