Capítulo Dieciocho

— ¡Ojitos de luna!

Exclamó mi abuelo volteando hacia atrás al escuchar mi voz.

— ¡¿Pero qué demonios haces ahí parado?! —Le reñí mientras lo ayudaba a volver a su silla de ruedas—. Podrías caerte, ya no tienes la misma fuerza de antes.

Patrick llevaba años postrado en una silla de ruedas pero se las apañaba muy bien solo.

—Quería tomar un poco de aire fresco antes de leer —explico con tranquilidad mientras tomaba el libro que había dejado olvidado en la mesilla de vidrio.

Desde aquí la brisa se sentía fresca y eso que apenas eran las tres; el sol irradiaba una gran calidez. La vista era preciosa y de mis favoritas gracias al jardín conformado de árboles que rodeaban toda la propiedad. Que nuestra casa estuviera ubicada en

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo