Veinte minutos después, Logan y su hija regresaron.
Sin mirar a Logan, la anciana saludó amablemente a Carolina y sonrió: —¿Ha vuelto mi niña?
—Bisabuela. —Carolina corrió hacia la anciana y esta la abrazó, frotándole la cabeza un rato antes de dejarle acercarse a Rebeca: —Mamá.
—Hola, cariño. —Mientras Rebeca abrazaba a Carolina, percibió en su ropa un olor muy tenue del perfume que Natalia solía llevar.
No dijo nada, solo la apartó suavemente.
Logan se sentó junto a la anciana y le entregó una caja: —Regalo de disculpas.
Era uno de las infusiones favoritas de la anciana, muy difícil de encontrar y comprar.
La anciana sabía que se disculpaba por no haber aparecido en su última quedada en el balneario.
Ella gruñó: —Al menos eres considerado, pero ¿qué pasa con Rebeca? ¿Y su regalo?
Logan sonrió sin decir nada y miró a Rebeca.
Pero también era una simple mirada, sin más emociones.
La anciana intentaba hacerle justicia y conseguir que Logan se preocupara más por ella.
Sin embargo, en opi