Rebeca cambió de restaurante y, justo después de comer, su celular sonó dos veces.
Era Violeta enviándole un mensaje.
Rebeca lo pulsó y se dio cuenta de que lo que Violeta le había enviado eran dos fotos.
Los protagonistas no eran otros que Logan y Natalia.
Frunció los labios, no miró en detalle y salió de la página.
Justo cuando salió, entró la llamada de Violeta.
Rebeca hizo una pausa, pero se levantó y salió a contestar: —Violeta.
—Rebeca, ¡¿has mirado las dos fotos que te acabo de mandar?!
Rebeca solo miró una, y la otra ni la miró ni la iba a mirar.
Sin embargo, dijo: —Sí.
Violeta dijo: —La primera me la mandó mi amiga anoche, diciendo que los vieron en el hotel. Hostia puta, ¿de verdad fueron a un hotel en la Noche de Renacimiento? ¡Qué sinvergüenzas!
La expresión de Rebeca no cambió, ni siquiera frunció el ceño, se limitó a contestar con ligereza.
—La segunda es aún más asquerosa. Es una captura de pantalla de una publicación de esa zorra, pues hizo fotos de las rosas y cosas qu