Canarias; España. Sekhmet 27 de mayo del 2019. Desde siempre me he esforzado por mantenerme en una de las primeras filas del ejército, empeñándome por no ser vista como la hija de una de las mujeres más importantes en los descubrimientos médicos; mucho menos como la hija de un hombre importante por sus logros en la milicia. Muchos me ven por encima del hombro creyéndose más de lo que son, imponiendo que ser hijos de personas con reconocimiento pueden verse superiores a otros, a quienes hemos luchado por ganarnos nuestros propios méritos con garras y dientes. Siento el estruendoso y molesto sonido de la campana que indica que es el comienzo de nuestro entrenamiento. Aun somnolienta me levanto de la cama apresurando mi paso cuando suena la segunda alarrma. Cubro mis labios por el bostezo que se escapa de estos y adentro mi cuerpo en el interior del baño de aquella habitación pequeña. Los entrenamientos de ayer resultaron ser más agotadores de lo que puedo admitir, el can
Nikolai.. 28 de mayo del 2023. Deslizo las manos por mi cabello con la frustración abordando cada partícula de mi sistema, sintiendo las estupidas ganas de agarrar a la pelinegra del cuello y devorarla con ansias y deseos constantes. Relamo mis labios acabando con la llamada que resalta mis ganas de acabar con la mayoría de mis problemas. Las palabras de Sekhmet las siento como dagas de doble filo cortando cada fibra latente, se repiten como una música sin rumbo que acaba con la poca paciencia que poseo. Paso la mano por mi cabello frustrado, caliente y molesto. El deseo, y las ganas me están superando más de lo que me gustaría admitir porque la verdad está en que, no importa lo jodido que sea todo, tampoco es el hecho de que vine a esta organización a llevar acabo misiones de alto estándar para proteger mi imagen, también para acabar con uno de mis peores enemigos que más me ha tocado las pelotas. —¡Hija de la gran puta! —escupo terminando de colocar los papeles funcio
Sekhmet: 29 de mayo del 2023 Acomodo mi cuerpo en el asiento de mi motocicleta para luego colocarme el casco, siento el motor vibrar bajo mi peso, aumentando la adrenalina que corre por mis venas dejándome percibir la euforia que provoca en cada parte de mi cuerpo. Mis latidos se aceleran, entreabro mis labios un poco para después sin dar tiempo salir a toda marcha del parqueo de la sucursal. Aumento la velocidad de mi YAMUHA negra mientras siento cada una de mis fibras vibrar por la descarga de adrenalina que se apodera de todo mi cuerpo. Mi vestimenta consta de unos shorts cortos con perlas blancas y negras, una mini blusa con un escote con tirantes que deja ver mi ombligo, además que los tatuajes de mis brazos. Até mi cabello en una colega alta bien peinada para luego colocarme el casco de color negro. Los guantes que siempre uso permanecen en mis manos mientras estás suben más la velocidad de aquella motocicleta. La flecha que indica los kilómetros me muestra que
Sekhmet: 3 de junio del 2023. Aproximo mi cuerpo de manera sigilosa a la espalda de mi hermanito que se encuentra sentando en un banco mirando el cielo soleado. —Es hermoso no es verdad —anuncia ocasionando que en mis labios se forme una sonrisa cariñosa. —Lo sé —asiento tomando asiento a su lado. —¿Nunca te ha dado curiosidad saber si mamá está ahí? —interroga con sus ojos azules fijos en mis órbitas verdosas. —Claro que ha sido así mi sanguijuela —le riego su cabello escuchando algunos gruñidos por su parte. —La extraño mucho —su rostro se torna cabizbajo, nostálgico; provocando que una punzada se instale en mi pecho. —Y yo mi cielito —una idea cruza por mi mente llevándome a percibir el palpitar de mi corazón—, tengo una idea. Decir aquello es suficiente para que vuelva a fijar sus ojos en mi cuerpo curioso. —Iremos a ver a mamá al cementerio —descubro la sombra de una sonrisa que en segundos la puedo apreciar viendo sus ojitos arrugarse por la sonrisa.
Sekhmet.. Forjarse en una de estas carreras trae tropiezos, caídas, complicaciones, breves lapsos que no se reducen solo a ser menospreciada solo por el hecho de ser mujer, también a ser denigrada y solamente observada por encima del hombro como si no valieras lo suficiente para estar en lo más alto de la cima. Llevo unos años en esto, pero eso no quita que el solo hecho de saber lo que conlleva cada misión mis nervios no reduzcan… Me han repetido que nací para ser venerada como la diosa que soy, pero ha veces la belleza posee unas terribles consecuencias que pueden oscurecer tu vida en un abrir y cerrar de ojos. Maquillo mis ojos, realizando un delineado de gato que queda a la perfección con mi conjunto, con delicadeza en el borde, dándole más profundidad a mi iris verdoso que llama la atención a kilómetros de distancia. Aplico un poco de rizador de pestañas, alargándolas más de lo debido; realizo el mismo procedimiento con una pequeña y no tan alarmante capa de labial
Buenas a quienes se dieron la oportunidad de leer esta historia quiero decirles que deben saber que esta historia es totalmente ficticia, cualquier coincidencia con la realidad es simple casualidad. La MMIM( Movimiento De Maxima Inteligencia Militar ) es un sistema judicial inventado por mi y solo por mi, producto de mi ocurrente imaginación, cada sustancia, droga, tecnología son simples datos que iré explicando en mi cuenta de Instagram, pero también les dejaré algunas notas al final del capítulo. Consta de: (Organizado segun su rango en la milicia) Canciller. Secretaria General. General. Sargento. Subteniente. Capitán Mayor. Suboficial. Cabo. Alférez. Soldado. Cada suceso aqui creado son propios de la misma trama: queda bajo su propia responsabilidad la forma en la que interpreta la informacion brindada. Reitero que no es una novela rosa, si no es lo que buscas te doy la oportunidad de irte antes de que comiences la lec
Sekhmet. Estoy mentalmente agotada, incluso psicológicamente, pero eso no quita que golpee el saco de boxeo del gimnasio. Mi respiración está algo ofuscada, pequeñas, pero molestas gotas de sudor bajan por mis hombros, mejillas, el medio de mis pechos y mi abdomen plano cubierto en la parte de mi pelvis por las llamas del mismo infierno. Ejecuto dos golpes certeros en el objeto, abasteciéndome de toda la rabia que tengo contenida, dejando que mi visión se nuble y la adrenalina se apodere de mi sistema. Me detengo por unos pequeños instantes limpiando los restos de sudor de mi coronilla, agarrando después mi botella de agua para ingerirla en segundos. Siento el agua caliente bajar por mi garganta, calmando la ansiedad que he tratado de liberar, pero que a causa de mi adrenalina no reduce, alcanzo mi pequeño bote de pastillas agarrando una en el proceso e ingiriéndola sin cuestionarme el asqueroso sabor o los malestares que este mismo me provoca en ocasiones.
Danton. Paso las manos por mi cabello mientras le doy otra calada al cigarrillo que descansa en mis dedos. Levanto una de mis cejas con la mirada en el cuerpo de la bailarina de Pol dance que se mueve en el tubo como si de una polla se tratara. Mis brazos los acomodo en el enorme desván gris que se encuentra en un rincón con poca claridad dónde puedo observar mi entorno. Una sonrisa siniestra se alza en mis labios cuando una rubia con un collar de sumisa se acerca a mi cuerpo. — ¿Mi amo necesita algo? —cuestiona con su mirada en el suelo y de rodillas; como tanto me gusta. —Solo necesito un rato a solas; ahora márchate —sigue con su mirada en el suelo completamente desnuda, caminando en dirección a la barra—, pero caminando como perro. Ella no refuta; ni siquiera se gira, solo ejecuta la orden que acabo de dar, pone su culo en pompa saliendo como una perra bien domada. Le doy otra calada a mi cigarrillo, para tiempo después de tener el humo retenido en mis pu