Sampson asintió.
—Nos estableceremos entonces —dijo, haciendo señas para que su manada restante lo siguiera adentro. Entré con ellos, quedándome al lado de Lucy, miré sus características pálidas y ojos cansados, mis ojos doliéndome ante la vista. Típicamente es alegre y feliz, pero tiene una mirada perdida en sus ojos.
Perdió todo, y mi corazón dolió por ella.
—¿Cómo te estás sosteniendo? —le pregunté.
Parpadeó, como si saliera de un trance. Sus ojos, desenfocados, me miraron.
—Todo está pasando tan rápido —dijo en un suave susurro—. Es solo... tanto.
—Realmente lo siento, Lucy —susurré de vuelta—. Desearía que hubiera algo que pudiera hacer...
Sacudió la cabeza, lágrimas llenando sus ojos azul pálido.
—No es tu culpa. Todos fuimos engañados. Fuimos estúpidos. Nuestro Licántropo nunca se preocupó por nosotros... nos sacrificó por su propia ganancia egoísta, y la peor parte es... ni siquiera sabemos qué tenía que ganar con eso... confiamos en alguien en quien no deberíamos haber confiad