Masqué el interior de mi mejilla y luego asentí. Supongo que sí respondía mi pregunta; esto era solo sexo, y él solo tenía esa única cosa en la mente cuando sugirió este pequeño arreglo. Sabía que no era nada más que eso, pero aun así, me dolía un poco el estómago. Aún había una parte de mí que esperaba que tal vez sí sintiera algo más por mí y que esto no fuera solo sexo. Pero solo me estaba engañando a mí misma.
—Aquí tienes, hermosa —dijo Chester, sacándome de mis pensamientos mientras deslizó un plato de comida en mi dirección.
—Café —ordenó Gavin, sus fosas nasales dilatándose.
Chester asintió mientras puso un plato frente a él y luego fue a buscar una taza de café. Los ojos de Gavin siguieron a Chester todo el tiempo, y podía sentir la tensión en la habitación, aunque no estaba segura de por qué había tanta. Gavin no tenía derecho a actuar así; era extraño, por decir poco.
Cuando Chester deslizó dos tazas frente a nosotros y las llenó hasta arriba con café, Gavin lo despidió por