Harper puso los ojos en blanco.
—¿No tienen nada mejor que hacer, señoritas? —preguntó. Cruzó los brazos sobre el pecho y entrecerró los ojos.
Chester sonrió.
—Vamos Harper, no hay necesidad de estar celosa —dijo, dándole un codazo en el hombro—. Sabes que aún eres mi favorita.
—No estoy celosa —replicó con un gruñido mientras se volteó para enfrentarlo—. Pero coquetear mientras se trabaja siempre ha estado mal visto.
—Eso no es lo que decías la otra noche —dijo en un susurro suave y entrecortado, aunque el resto de nosotros pudimos escucharlo claramente.
Mis ojos se abrieron enormemente mientras veía el rostro de Harper ponerse diferentes tonos de rosa y rojo. ¿Habían dormido juntos la otra noche? Me preguntaba cuál era la atracción aquí... ciertamente algo interesante estaba pasando frente a mis ojos y tenía demasiada curiosidad al respecto.
—No estábamos trabajando —dijo apretando los dientes—. Necesito ir a la tienda. Ya regreso.
Se dio la vuelta y salió corriendo de la cocina vién