—Yo... me disculpo —dijo Taylor, bajando la mirada—. Fue un descuido, y no volverá a pasar. Me aseguraré de que esté arreglado para el final del día.
—¿¿De qué me sirve eso ahora?? —preguntó Gavin, volteándose para enfrentarlo completamente, sus ojos rojos de furia—. Mi hijo fue envenenado, y no tenemos grabaciones de cámara que nos muestren quién fue responsable.
—Haré lo que pueda para investigar —le aseguró Taylor—. La buena noticia es que Matt está vivo.
—Si hubiera llegado un segundo después—
—Pero no lo hiciste —dijo Taylor, deteniendo su proceso de pensamiento—. Tienes que pensar en el lado positivo.
La espalda de Gavin estaba tensa, y liberó un aliento entrecortado que sacudió sus hombros anchos.
—Averigua lo que puedas —dijo Gavin, después de un momento de silencio.
—Sí, señor —dijo el Beta Taylor, asintiendo. Me miró, dándome una mirada cautelosa antes de retirarse del cuarto, dejándome sola con un Gavin muy furioso.
No estaba segura de qué decir; todo mi cuerpo temblaba mien