En la noche, cuando llegó a casa, Merritt estaba ya metido en la cama, lo vió y en su rostro se dibujó la preocupación.
— ¿Estás bien amor?— preguntó ella al saludar.
— Algo cansado solamente— dijo él respondiendo al saludo de su mujer— ¿Qué le dijiste a Calvin Foster, que desea vender sus acciones, Eleanor?
Ella abrió los ojos redondos como platos ante la pregunta de su esposo, parpadeó y dijo:
— La verdad, no tengo ni idea— dijo mintiendo con descaro—¿él te dijo algo?— preguntó ella cautelosa.
— ¡Cómo se ve que no conoces a Calvin!— exclamó Merritt— él jamás dirá nada, es un caballero.
Eleanor se quedó pensando unos segundos y Merritt continuó:
— Sé que tú tuviste que ver con su decisión,— dijo su esposo escudriñando el rostro de ella— él sabe que no te es simpático.
— ¡No me mires así!— hablaré con el señor Foster mañana—dijo ella.
— No podrás hablar con él— le informó Merritt, se va de viaje muy temprano.
— ¿Viaje?— preguntó interesada—
¿Dónde?
— Eso no lo sé— dijo su esposo— no