— Eso lo sé Merritt, mi hija es una mujer fácil de complacer, solo dale un negocio que manejar y administrar y ella estará feliz— dijo él padre de Eleanor complacido— le encanta mandar, organizar y crear nuevas estrategias de negocios.
— Conmigo tendrá todo eso y más, me encantan las mujeres vanguardistas y tenerla a ella será un tesoro para mí— la voz de Merritt sonaba emocionada.
— Entonces será feliz Merritt, porque escogió al hombre indicado— Alfred alababa intencionalmente a su socio y futuro yerno— a pesar de su juventud es una chica centrada, sabe lo que quiere y cuando encuentra un objetivo interesante lo persigue hasta obtenerlo.
— Eso me gusta Alfred, mientras más sé de ella, más me alegra que sea mi prometida— dijo Merritt ilusionado.
— ¡Te conté que ya, antes de sus dieciséis años ganó su primer millón!— anunció Alfred con orgullo.
— ¡No me digas, entonces mi novia ya tiene su dinero propio, eso es maravilloso!— exclamó Merritt muy complacido.
— Así es, es una mujer muy or