18
MÁS VERDADES
—Acuéstate —gruñe y lo hago.
Su boca va a mi entrepierna dándome más placer de lo que nadie nunca podrá igualar. Levanto mis caderas ansiando más, y me lo da.
Siento mis piernas temblar, mi pecho sube y baja a un ritmo distinto. Evan me mira con esa mirada ardiente y malévola.
—Te quiero dentro —susurro sin dejarlo de mirar.
Se arrastra hasta una de las mesitas al lado del sofá, la abre y saca de allí una caja de condones, la abre y tras tomar uno tira la caja detrás de él. Con los dientes lo rasga, saca el preservativo y se lo coloca finalmente.
Entonces veo el cielo cuando se apodera de mi cuerpo.
Comienza lento, aumentado el fuego hasta el punto de incendiarnos amb