—Nos alegra conocerte —murmura la mujer mayor y para gran sorpresa mía es muy parecida a la señora Reyyan.
—También me alegra conocerlos —murmuro apenada.
—Pero vamos, no se queden aquí. Los llevaremos a sus habitaciones, estoy seguro de que desean descansar después de un viaje tan largo.
Aparecen algunas personas del servicio, quienes toman nuestro equipaje y nos conducen al interior del rancho, el cual es demasiado hermoso tanto por dentro como por fuera.
Cuando llegamos a unas largas escaleras, Fede sostiene mi brazo y me ayuda a subir con mucho cuidado, una vez frente a una enorme puerta de madera, una de las mujeres la abre dejando a la vista una habitación digna de alguien de la realeza.
—Es la habitación del joven Liam —comenta la mujer, haciéndose a un lado para permitirnos pasar y gracias a sus palabras los abuelos de Liam le lanzan una mirada de advertencia.
—No se preocupen, Liam siempre formará parte de mi pasado —mascullo, acariciando mi vientre donde crece una parte