Después de algunos minutos Liam llega a la casa y casi al instante la señora Casandra nos informa que la cena está lista, por lo que los cinco nos dirigimos al comedor, donde ya nos esperan sus padres.
Comenzamos a cenar y cuando estamos por terminar nuestros alimentos, el señor Alexandros se aclara la garganta llamando la atención de todos.
—¿Qué sucede, papá? —preguntan al mismo tiempo Liam y Alessia.
—Debido a los acontecimientos en los últimos días he decidido ponerte un guardaespaldas, Alessia —sentencia su padre dejándonos a todos sin habla.
—¿A qué te refieres con lo que sucedió? —lo cuestiona su hija frunciendo el ceño y lanzándole una mirada de frialdad idéntica a la suya—. Además, eso me parece excesivo.
—Crees que no nos enteramos de que gracias a la ley que estás impulsando en el senado, algunos tipos como el juez Barone han lanzado el grito en el cielo y estoy seguro de que no se quedarán de brazos cruzados.
—¿Y solo por eso quieres ponerme un guardaespaldas? Lo siento, p