La cara que tenía Ian era tan horrorizada que no pude contener la risa.
Mis carcajadas le hicieron arrugar la frente del desconcierto.No sabía si aceptaría o no pero el hecho de verlo tan afectado y descolocado había valido la pena.—Solamente la cara que has puesto —le digo entre risas —es suficiente para que disfrutara la broma —sigo riendo más fuerte y él se sienta sobre el sofá soltando aire contenido.—Nena,esta me la pagas —amenaza alzando un dedo hacia mi.
—Fue una broma, pero tienes que admitir que muy ingeniosa y además te lo estabas pensado —trato de quitarle peso al asunto, porque lo que en realidad le voy a pedir sé que lo va a cabrear.—Te dije que lo que quisieras, así que sí, lo iba a hacer —dice sorprendiendome, aun