103. VOY POR TU CABEZA
NARRADORA
—Aunque quiera asesinarte mil veces, ahora mismo no puedo gastar mis energías en ti, Hunter.
La voz ronca, de ultratumba, le habló de frente.
Kaelor llegaba casi a los dos metros de estatura.
Aun así, debía mirar hacia arriba a la impresionante bestia.
—¿Dónde está mi mujer? ¡Dime! ¡¿Dónde está esa escoria de hombre?!
Rugió, y el aura mágica fluctuó alrededor de su cuerpo.
No importa que hace siglos no obtuviera la bendición del sol, su poder estaba casi estéril, pero aún seguía ahí.
Porque él era el verdadero amo de la Corona de Mil Albores.
“¡Sígueme el paso porque no me detendré a esperarte!”
Kaos le rugió y dio su espalda para comenzar a correr por el bosque.
El tiempo apremiaba.
Se sentía incómodo y hasta culpable frente al Auryel, pero no seguiría rondando sobre lo mismo.
Ya ajustarían cuentas luego.
Un destello apareció en el ángulo de sus ojos y se asombró al ver un enorme lobo dorado corriendo a su lado.
Estaba hecho de pura magia.
El pelaje se movía con o