50. Consecuencias
Isabella se quedó mirando las siluetas de Nathan y Walter recortadas contra las luces del puerto, pero sus voces elevadas llegaban distorsionadas hasta ella mientras sostenía el arma en sus manos. La sentía más pesada que nunca y sin poder enfundarla, aunque sabía que debía hacerlo.
El mundo a su alrededor parecía moverse a través de un cristal empañado, mientras hombres de Nathan los rodearon luego de aquel intercambio de disparos, y levantaron un par de cuerpos sin vida, entre ellos el del hombre al que asesinó.
No era el acto de matar lo que la perturbaba, sino la facilidad con la que su cuerpo respondió, como si hubiera estado esperando este momento
La discusión entre ambos hombres se intensificó. Walter dio un paso al frente, desafiante, y su sonrisa torcida le recordó al depredador que siempre relacionó con él. Lo veía cerca de Nathan todo el tiempo, pero a la vez era distante, no acostumbraba hablar con nadie en las fiestas, sin embargo, jamás se iba solo.
Había algo magnético