19. Lecciones
Nathan observó a Liz, sintiendo un deseo feroz de enseñarle cualquier cosa que le pidiera. Y es que seguía frustrado por no haber llegado hasta el final con ella y tampoco durmió casi nada después de eso, por culpa de Sophia, quien se metió en su cama en plena madrugada, obligándolo a salir a correr temprano para alejarse de ella y despejar su mente.
Como si la hubiera invocado, Sophia entró en ese momento y los miró con curiosidad, pero antes de que empezara con sus preguntas, aprovechó para delegarle una tarea.
—Préstale algo deportivo —ordenó y notó cómo Liz se encogía un poco.
—No creo que... —murmuró Liz—. No tenemos la misma talla.
Ignoró el comentario, aunque sabía que era cierto y recorrió con una mirada las curvas que la camiseta holgada que le quitó antes de saborearla, no lograba ocultar. A él le encantaba toda ella, tal y como era.
—El objetivo de esas prendas no es modelar —dijo sin mirarla—. Te espero afuera.
Mario se encontró con él en la entrada y con su habitual aire