103. Sombras en el altar (Parte 2)
Isabella se unió al grupo de mujeres que organizaban la mesa de donaciones, manteniendo una sonrisa cortés mientras sus ojos escaneaban la multitud en busca de Nathan.
Un estremecimiento la atravesó al percibir una mirada intensa. Al voltear, encontró a Walter, recostado contra una columna con los ojos clavados en ella con una intensidad inquietante.
Se concentró en el peso del bolso donde llevaba la caja con la gargantilla de diamantes, prefiriendo enfocarse en la batalla que tenía por delante en lugar de pensar en él.
—¡El gobernador confirmó su asistencia! —chilló Mona, emocionada—. Y prometió una donación considerable.
Isabella asintió distraída, notando cómo Amelia se acercaba desde el otro lado del salón con esa expresión maliciosa que conocía tan bien de sus días en el internado.
El aroma dulzón de los pasteles recién horneados flotaba en el aire mientras Amelia, con un movimiento casual, presionó su mano contra la herida de su cadera.
Isabella contuvo un jadeo de dolor y se