RICARDO FONTANA
Le pedí a Rosario que abandonara nuestra casa junto al fruto de su infidelidad y posteriormente inicié los tramites de divorcio. No fue para nada fácil saber que al regresar a casa ella no estaría porque pese a mi decepción seguía amándola.
Nataly tan solo fue mi desahogo en algunas ocasiones y también mi consuelo. Ella misma también opinaba que Christian no era mi hijo porque conoce mi infertilidad, pero le parecía extraño que ella pudiese engañarme.
El día que le pedí a Rosario que se fuera busqué a Nataly para hablar y dejar que las horas pasaran. No tuvimos sexo, solamente hablamos.
-¿Qué harás con tu vida ahora?- Me sirvió una taza de café
-La amo. Sin esa estúpida obsesión por ser madre aún estaríamos juntos- Me quejé
-No creo que ella sea capaz de engañarte. Lo habría sabido yo que soy su amiga. Ella siempre me lo contó todo- Sabía que eso era cierto y creo que ella fue demasiado discreta al tener una aventura
-Lo entiendo, pero no hay manera